Un sueño. Una oportunidad. Una esperanza. Una campaña y muchos kilómetros para andar....
Todo el que me conoce sabe perfectamente cuánto amo a mi país, lo mucho que soñaba poder perderme entre sus calles y conocer cada una de sus regiones, pero ciertamente recorrer 916 mil 445 kilómetros cuadrados, no es una tarea fácil. Entre viajes familiares y recorridos virtuales, tal vez sea posible conocer un poco, pero nada mejor como andar de la mano de quienes viven en cada una de estas regiones la realidad de tu país.
A esta periodista con mención audiovisual, que de la noche a la mañana se vio sumergida en el mundo institucional de la Gobernación de Miranda y que ha dedicado los últimos 3 años de su vida, meses más - meses menos, a posicionar mensajes electoreros y acompañar a candidatos de diversas índoles a sus acostumbrados recorridos de campaña, le pareció sumamente apropiado dedicar su primera entrada a este blog, a la dicha que me regaló la oportunidad de conocer a mi hermosa y amada Venezuela, pero de una manera bastante peculiar, nada más y nada menos que "en campaña".
El sueño estaba, siempre fue el mismo, conocer Venezuela, pero ahora se sumaba un sueño más... GANAR VENEZUELA.. sí, así mismo "ganar Venezuela" como si fuera tan fácil lograrlo. Como si bastara tan sólo soñarlo o decirlo a viva voz.
Un sueño que tenía mucho de todo: mucho miedo, mucho desgaste de energía, muchos kilómetros para caminar, muchas lluvias imprevistas, muchas peleas con un tinte especial, muchos desvelos y desórdenes alimenticios pero no eran tantos ni tan pesados los "muchos" negativos cuando te sentabas a reflexionar en que, ese sueño también tenía muchas ganas de echarle un camión de b.... (bueno, ya ustedes saben de qué), muchas esperanzas, muchas alegrías, mucha fe, mucha admiración, mucha voluntad y determinación.
Para resumir un poco la historia, podemos decir que el 12 de febrero de 2011, se marcó el inicio para este sueño. Una primera batalla, el inicio de todo esto. Etapa que culminó victoriosa en febrero del año siguiente y que abrió las puertas a una nueva y mejor oportunidad. "Una cruzada por Venezuela", así lo etiquetó 'el jefe', es decir, "mi" jefe y la verdad decidí apropiarme de esa etiqueta porque admito que amé ese nombre hasta el infinito y más allá. En fin, ahora sí, esa era la verdadera oportunidad. Pasaron los días y hasta meses. Incontable la cantidad de veces que subí y bajé de un avión e igualmente las horas de vida que dejé en las carreteras del país y entre aires acondicionados, habitaciones ajenas, carreras, mucho trabajo, pocos momentos de descanso pero siempre con una sonrisa y la fe en medio del pecho, se me pasó el tiempo...
Decir que cumplí mi sueño es quedarse corta. Sí, es verdad, no ganamos Venezuela pero yo, Keissy Bracho, alcancé mi sueño.Visité 23 de las 24 entidades del país. Me enamoré de los paisajes de Mérida, disfruté del sol de Sucre, me comí los mejores patacones y me tomé las cervezas más frías de Zulia, aprendí a hablar rapidito y enredado como lo hacen en Nueva Esparta, me angustié por la lentitud de los llaneros y con la euforia de los andinos, me llené de la magia de Amazonas y recargué mis baterías en la Gran Sabana. Al tiempo que le recé a la Patrona de los venezolanos en el Santuario de la Virgen de Coromoto en Guanare, canté como si fuera una más de por allá "Linda Barinas" y hasta le compré un sombrero a un "paraco" en Achaguas de Apure, me reconcilié con Aragua y me alejé un poco de mi Carabobo natal, pasé del calor al frío de Vargas, mientras lamentaba no haberme podido bajar, nunca, en los Médanos de Coro. Esperé para ver los crepúsculos de Barquisimeto, pero no se me dio, queda la promesa de verlos otro día.
Y, sí, hasta conocí, redescubrí y olvidé grandes amores por esos caminos de Dios. Pero antes de terminar la enumeración de regalos que recibí de cada estado, a Miranda no puedo agradecerle otra cosa, más que la gran oportunidad de conocer a quien me ayudaría a alcanzar mi sueño y quien en la figura de "el jefe" me ayudó a materializarlo.
Basta con decir que todo para mí fue como un sueño desde los desvelos inmensurables, las horas de espera en los aeropuertos o de viajes por carretera, las angustias por llegar a tiempo a las actividades, los comentarios que escuchábamos en la calle, los reproches por haber cerrado una vía o sencillamente por estar del lado con el que no simpatizaban; así como los abrazos de agradecimiento, los gritos y jamaqueos de euforia, la cantidad increíble de nuevas y buenas amistades, que hoy me doy el lujo de atesorar y tener regadas por toda la geografía nacional, hasta la dicha plena de conocer a mi país.
Cada lágrima de esas personas que nos acompañó, cada tropezón, cada vaso con agua para matar los calorones y asfixias de las carreras a las que nos sometía "el jefe", todo eso valió. Toda muestra de agradecimiento me ayudó no solo a conocer el espacio geográfico de mi país, sino también a mi gente. A mis similares. A mi versión oriental, andina, occidental y central. Todos uno solo, todos uno mismo. Todos VENEZOLANOS. Nada, absolutamente nada, fue tan malo (ni siquiera el haber perdido ese fatídico día) como para no agradecer y decir a los 4 vientos... Lo logré, alcancé mi sueño... Soy feliz y me siento realizada porque conocí a mi hermosa Venezuela. ¿Lo mejor? ahora vengo por más...
#VenezuelaTeAmo de eso no queda la menor duda, aquí quedan manos para seguir trabajando, pies para seguir caminando... Recorrerte ya no solo es un sueño, es también un compromiso y una bendición. Los recuerdos son muchos y las fotos también, así que con el paso del tiempo iré publicando más de esto.
Hasta una próxima oportunidad...PD: sí, hablo en primera y tercera persona, pero qué importa igual siempre me refiero a mí ;)
Sígueme en twitter @keissybracho

No hay comentarios:
Publicar un comentario